Hola, hermano. Gracias por tu compañía. Bendigo este encuentro. Namaskaram.
En esta primera publicación te contaré un poco sobre mí y para qué escribo esto.
Mi nombre es Kírpalson; le marco la tilde, a pesar de tener estructura inglesa, para que se conozca la pronunciación preferida, que es esdrújula. Algunas personas abrevian y me dicen Kir, y está bien para mí.
En mi vida anterior fui un hombre natural, corriente, ocupado con los propósitos y situaciones de la vida mundana, como la mayoría de la gente. A ese hombre lo llamaré Diego.
En mi vida actual soy un monje corriente, ocupado en recorrer un camino de desarrollo espiritual. No pertenezco a religión alguna pero he tomado conceptos y prácticas de algunas. He hecho mi propia mezcla, también como la mayoría de la gente. Soy novicio en un monacato secular.
Este momento es de total incertidumbre, no estoy seguro de nada, no puedo afirmar nada como cierto (bueno, casi nada) y no puedo arrogarme capacidad alguna más allá de la de preguntar y buscar, de comentar mis inquietudes y escuchar el saber de los demás. Avanzo tanteando en la oscuridad de la ignorancia porque la otra opción es quedarme quieto, para lo cual ya está la muerte.
Desde esta inseguridad llego a ti, hermano que me lees, para compartir contigo mi sentir y mi pensar, mis dudas y mi entusiasmo, mis momentos de oscuridad y mis ocasionales aparentes destellos.
No pretendo enseñar porque no sé, ni guiar porque no conozco el camino. Tengo más preguntas que respuestas.
No intento convencerte de algo porque no estoy seguro de nada, ni convertirte a una religión porque no tengo ninguna. No trato de hacer proselitismo político, económico o ecologista porque no milito en ningún movimiento de esos órdenes. Mi propósito fundamental es encontrar florecimiento espiritual.
Como monje he escogido una vida de soledad interna, aunque en lo externo estoy rodeado de la gente con la que hago mi trabajo del mundo. Hablo poco con los que están cerca, para reducir las distracciones, pero he optado por este canal de comunicación para dar expresión a mis inquietudes y encontrar otras personas interesadas en el tema que me importa, la espiritualidad, para aprender de y con ellas.
En mi vida anterior tenía opiniones sobre casi cada asunto, en la actual he optado por observar cada asunto sin permitirme opinión alguna (aunque la mente lo desee), he decidido cambiar cada posible opinión por varios interrogantes. Las preguntas conducen a nuevo conocimiento, las opiniones lo desestimulan, inducen a permanecer estático.
Gracias por acompañarme y escucharme. Procuraré responder a tus comentarios dentro de las 24 horas siguientes. Conversemos.
Namasté.
Nota aclaratoria: Mi mirada intenta permanecer enfocada en lo espiritual, así que no hago distinciones de sexo más allá de las indispensables en situaciones específicas; por tanto, al escribir uso el genérico masculino aceptado por la Academia de la Lengua.
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